martes, 2 de octubre de 2007

MENOS ES MÁS


Soy Gustavo Manrique, Presidente de Soluciones Ambientales Totales (SAMBITO), y estoy convencido que menos... es más. Empiezo por aquí. "Menos es más" es una tendencia que nació en la música pero que influyó mucho en el interiorismo y la arquitectura. Refleja el minimalismo, que nació en la década de los 60s en Ee.Uu. de la mano de Wollheim; aunque la frase se la atribuyen a Mies van der Rohe. Por cierto, no voy a hablar de arquitectura. "Menos es más" debiera ser nuestra filosofía... de vida.

¿Querer menos? ¿Gastar menos? ¿Tener menos? Me voy a explicar. A menos que nos movamos de un estilo de vida de “más consumo” a un estilo de vida de “menos consumo”, simplemente, no habrá planeta habitable para nuestros hijos o nietos.

2007 es un año histórico para los temas ambientales. Al Gore presentó “Una Verdad Incómoda”; la reunión de Naciones Unidas de septiembre giró alrededor del caliento global; y SAMBITO -nuestra empresa- nos recordó en Ecuador que hacer algo en estos temas, “es cuestión de supervivencia”.

No faltaran aquellos escépticos que vean en el tema una moda pasajera. Pues intentaré convencerlos de la necesidad de actuar pronto.

Empecemos por al argumento económico. Un inglés, sir Nicholas Stern, en un “Review” para el Gobierno de su país, demostró que el costo de no hacer nada para detener el calentamiento global será mucho más alto que los costos asociados a las acciones que se deben tomar ahora.

Y el tema no pasa por programas de mitigación o acciones en compensación. Yo sé que ese es el enfoque actual, la compensación. Pero, en realidad lo que debemos considerar es un cambio en nuestro estilo de vida. La reforestación, por ejemplo, compra paz para nuestra conciencia… pero no resuelve el problema.

Otro argumento. Hablemos de la huella ecológica. La teoría la define asi: “El impacto de una persona, ciudad o país, sobre la Tierra, para satisfacer lo que consume y para absorber sus residuos, se conoce como HUELLA ECOLÓGICA”.

¿Cómo se mide? La huella ecológica mide lo que una economía necesita de la naturaleza, es decir, los insumos que la alimentan y los desechos que produce.

Y ¿cuál es la unidad de medida de la huella ecológica? Hectáreas. Es decir, ¿cuántas hectáreas de agua y tierra necesitamos para abastecer nuestros estilos de vida?

Vivir, hoy, implica que tomemos de la naturaleza o rechacemos (es decir, ensuciemos, contaminemos) una cantidad anual estimada en 2.2 hectáreas por persona. Cada uno de nosotros, usted o yo, usamos o contaminamos, cada año, 2.2 hectáreas.

El problema con esto es que la Tierra tiene 11,300 millones de hectáreas de tierra y mar productivas que, divididas entre los seis mil millones de personas que somos, nos tocan apenas 1.8 hectáreas por persona (y esto calculado en el 2001).

Si la huella ecológica promedio en el mundo es de 2.2 hectáreas por persona, entonces estamos excedidos en 21% la capacidad biológica del planeta. Es decir, tomamos de la naturaleza más de lo que la naturaleza nos puede dar.

Grandes marcas han empezado a crear productos y servicios amigables al clima y la naturaleza. The Wire, una publicación de WPP, en su edición de septiembre 2007 cita entre las 10 empresas más verdes de Estados Unidos a Whole Foods, Wild Oats, Toyota, Honda, Ikea, The Body Shop o GE; y entre las 10 empresas más verdes del Reino Unido a The Body Shop, Waitrose, TESCO, Marks & Spencer, BP, AVEDA. Es que los conceptos verdes han traspasado las fronteras de las naciones europeas más vanguardistas.

Regreso a la huella ecológica. Y a nuestro país. Estoy seguro que, entre los lectores, ustedes, el promedio de su huella ecológica (por persona) es de 3 hectáreas. Es decir, cada uno de ustedes le exige a la naturaleza 3 hectáreas anuales de tierra y agua para satisfacer sus demandas de productos y servicios.

¿Podemos estar tranquilos? Si, pues la huella ecológica de los estadounidesenses es 12 hectáreas de agua y tierra por persona. Pero no. No podemos estar tranquilos cuando la capacidad máxima de entrega del planeta Tierra, hoy, es sólo 1.8 hectáreas anuales por persona si queremos vivir en paz en el futuro.

¿Qué hacemos? ¿Reciclar, sembrar arbolitos, reutilizar bolsas plásticas? Si, todo eso está bien. Pero estimados lectores, no es suficiente.

No es suficiente. Debemos, seriamente, pensar en cambiar nuestros estilos de vida. Ser más selectivos en los productos que compramos. Consumir menos. Menos luz en la oficina, menos combustible en el auto, menos papel en la impresora.

Menos es más. Menos uso indiscriminado del agua en casa o menos computadores encendidos en la oficina es más futuro. Menos bombillos encendidos en corredores o bodegas, menos aires acondicionados funcionando en oficinas desocupadas, menos papel desperdiciado es más futuro. Y termino con ideas para la oficina porque, estoy convencido, que el mayor consumo de energía se hace en la oficina. Computadores, laptops, proyectores, luces, impresoras, acondicionadores de aire, movilizaciones, viajes… si cada quien, en su lugar de trabajo hace pequeños cambios en sus hábitos de rutina, cambios de estilo de vida, hará una gran diferencia.

Sólo hay que recordar que se agotan los recursos por nuestro estilo de vida, que la reforestación compra paz mental, y que cambiar ese estilo de vida es cuestión de supervivencia.