martes, 20 de noviembre de 2007

¿QUÉ QUIERO DE LA ASAMBLEA ?

Por: Gustavo Manrique M.
PUBLICADO EN EL UNIVERSO, martes 20 de Noviembre, página editorial

Leí que el 85% de las variaciones del ingreso per capita de una Nación están dadas por las instituciones y las políticas que ese país adopte; que son las buenas instituciones y las políticas claras las que determinan la riqueza de las naciones; que no depende del tamaño de país, ni de su ubicación geográfica, ni siquiera de sus recursos naturales.

Luego de leer aquello, pensé que mi respuesta a la pregunta debía ser que quiero la consolidación o construcción de instituciones –como la familia, la democracia, la Constitución y las leyes, los tres poderes del Estado independientes, o las libertades individuales-. Y una vez constituidas unas y consolidadas otras, quiero que la Asamblea me de las garantías –las políticas- que hagan posible, realizable y sostenible esas instituciones.

El crecimiento económico es el resultado de la trilogía progreso social, prosperidad financiera y mejoramiento medio-ambiental. Pero esta trilogía no existe, no se desarrolla, sin instituciones y sin políticas. Por tanto, quiero que la Asamblea defina un marco simple y conciso, justo y equitativo, y realizable y sostenible para construir ese crecimiento a futuro.

Simple y conciso, porque el nuevo marco institucional y normativo debe ser fácil de entender, sencillo de implantar e incluir la intencionalidad como premisa.

Por ejemplo, el mejoramiento medio-ambiental no puede depender de la buena fe de unos empresarios, la mística de unos ecólogos o las protestas de unos verdes; debemos valorizar al medio ambiente y calcular el valor económico de los bienes y servicios ambientales, y el valor de los impactos de la actividad económica sobre el medio ambiente. O establecer políticas tradicionales de incentivos y control, como la aplicación de impuestos ambientales y eliminación de subsidios perversos, asumiendo los costos ambientales.

Justo y equitativo, porque ese marco debe ser de todos y para todos. Cualquier detalle que marque diferencias sólo institucionalizará los privilegios. El progreso, la prosperidad, el bienestar son comunes… o no existen.

Justo porque todo desbalance crea inequidades que luego se pretenden superar normando excepciones; y esto crea un círculo vicioso. Equitativo porque todos debemos tener acceso a todos los recursos. Sólo así el resultado personal dependerá del esfuerzo individual.

Realizable porque –como dice un proverbio- "mira a las estrellas, pero no te olvides de encender la lumbre en el hogar". Está bien soñar con un país mejor, pero se llega allí trabajando todos los días por ello.

Y sostenible, porque debe trascender vidas, personajes e intenciones humanas. Es que no podemos plantear una agenda de desarrollo, de progreso o de medio ambiente sin incluir la sostenibilidad.

En definitiva, la Asamblea Constituyente es como la historia del águila. A los 40 años debe renovarse, en un proceso muy doloroso, o muere. Arranca su pico gastado golpeándolo contra la pared de un risco, arranca sus uñas, arranca sus plumas, y cuando todo se ha renovado, vuela majestuoso por 30 años más. El águila no busca un pico diferente, busca un pico nuevo. No busca plumas multicolores, busca plumas nuevas. La Asamblea no debe inventar un modelo distinto de Ecuador, si debe renovarlo. La Asamblea no debe inventar instituciones, debe consolidar las básicas; y crear políticas simples, equitativas, y sostenibles.